El Papa les propone un nuevo camino a los jesuitas: Vayan a las fronteras!
sábado, 16 de febrero de 2013
Benedicto y el amor humano
Uno de sus legados será la encíclica "Deus Caritas est" En ella nos propone adentrarnos al amor verdadero, según el estilo y el ejemplo de Jesús, que es una persona concreta, no algo, sino alguien que nos amó primero.
Benedicto nos invita a dejar cobardias y amar de manera humana. Hoy, si es posible amar de manera humana!!. Uniendo nuestra capacidad de razonar la afectividad y la plenitud de la sexualidad. Un amor que se comparte (AGAPE) y que se compromete con la alegria del placer (EROS)
En la enciclica Benedicto se preguntaba ¿Es posible amar a Dios? y nos respondía: «Sí, podemos amar a Dios, dado que Él no se ha quedado a una distancia inalcanzable sino que ha entrado y entra en nuestra vida».
Y cuando le preguntamos , el por qué la Iglesia parece arrastrar mandamientos y prohibiciones, que nos amargan y nos ponen un peso al placer sexual, él nos responde:
Cuando amemos, expresemos ese amor que nos exigirá unión con el otr@, ahora... «La promesa más profunda del ‘eros’ puede madurar solamente cuando […] encontramos juntos la paciencia de descubrir cada vez más al otro en la profundidad de su persona, en la totalidad del cuerpo y del alma, de modo que, finalmente, la felicidad del otro llegue a ser más importante que la mía. Entonces, ya no sólo se quiere recibir algo, sino entregarse, y en esta liberación del propio ‘yo’ el hombre se encuentra a sí mismo y se llena de alegría».
Benedicto nos invita a dejar cobardias y amar de manera humana. Hoy, si es posible amar de manera humana!!. Uniendo nuestra capacidad de razonar la afectividad y la plenitud de la sexualidad. Un amor que se comparte (AGAPE) y que se compromete con la alegria del placer (EROS)
En la enciclica Benedicto se preguntaba ¿Es posible amar a Dios? y nos respondía: «Sí, podemos amar a Dios, dado que Él no se ha quedado a una distancia inalcanzable sino que ha entrado y entra en nuestra vida».
Y cuando le preguntamos , el por qué la Iglesia parece arrastrar mandamientos y prohibiciones, que nos amargan y nos ponen un peso al placer sexual, él nos responde:
Cuando amemos, expresemos ese amor que nos exigirá unión con el otr@, ahora... «La promesa más profunda del ‘eros’ puede madurar solamente cuando […] encontramos juntos la paciencia de descubrir cada vez más al otro en la profundidad de su persona, en la totalidad del cuerpo y del alma, de modo que, finalmente, la felicidad del otro llegue a ser más importante que la mía. Entonces, ya no sólo se quiere recibir algo, sino entregarse, y en esta liberación del propio ‘yo’ el hombre se encuentra a sí mismo y se llena de alegría».
Suscribirse a:
Entradas (Atom)