
El artículo menciona la opinión que la Iglesia Católica realizó sobre esta iniciativa, pues la repudió porque a su parecer: "Enseña de manera "burda y soez" y además tergiversa el amor humano pues con este sitio "hacen una apologia del sexo".
"Y se tenia que meter la Iglesia". Habló, y los comentarios surgidos tras esta opinión, van y vienen, y los twist volaron para todos los lados, algunos con un carácter muy agresivo ¿Qué se tienen que meter estos retrogrados e inconcecuentes con el sexo?. Muchos posteos fueron tribunas para una critica dura (y a veces muy cierta) mezclando y sacando en cara nuestros errores como cristianos, la doble vida de los obispos, los crímenes de pedofilia, la inoperancia de la Iglesia frente al sexo, del porque ese ostigamiento y afanado ínteres por meterse en las "camas" de las personas, y suma y sigue... pero fuera de estos comentarios. ¿Debemos meternos realmente los creyentes? y si nos metemos ¿Qué hay que decir?.
Hay que reconocerlo. En temas de sexualidad el cristianismo hace cargar un peso muy pesado sobre sus fieles, y a veces la Iglesia y quienes somos parte de ella, más bien parecemos jueces que exigen y prohiben, más que acompañen y acerquen el placer, el sexo, la bondad y el amor a los ámbitos tan normales como nuestras sensaciones físicas y emocionales. Hemos contrapuesto el amor al placer y esto se nos ha trasformado en una verdadera tragedia que el cristianismo no se ha recuperado aún, como lo señala Pedro José Goméz Serrano en su artículo "La bondad del placer"
Me ayudo de algunas claves, (entresacadas de www.pastoralsj.org) que no pretenden agotar lo que envuelve la vivencia del sexo desde la fe.
1. El placer

2. La comunicación
Que en el roce, la penetración haya encuentro, que las palabras, y las caricias, y los besos, y lo que venga, sean un puente que ayude a dos personas a encontrarse, a conocerse, a romper barreras e ir conociéndose cada vez más. De una forma diferente. Dejando que otro entre en ese ámbito íntimo, en el que tan necesaria es la confianza, donde uno puede mostrarse más desnudo y vulnerable. Si las relaciones no ayudan a esto les falta algo muy importante. Y por eso es una historia personal, única y distinta en cada relación. Es importante el placer, la sensualidad, el deseo… pero no lo es todo. La vivencia de lo sexual puede ser una forma de comunicación. O puede no serlo. El reto, la buena noticia, es que lo sea.
3. Amor.

“Que me bese con besos de su boca.
Son mejores que el vino tus amores” (Ct 1, 2)
Son mejores que el vino tus amores” (Ct 1, 2)
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