A veces cuesta hablar en tu nombre. O decir que creo en Ti. A veces me hacen sentir un bicho raro. En clase, en el trabajo, hasta en la familia, por tomarte demasiado en serio. Por buscar que tu evangelio sea algo más que un rumor. Da miedo la burla, y golpea la indiferencia. Y, sin embargo, no me dejes perder el coraje, la sed, la pasión, la búsqueda. No dejes que venza el silencio ni la comodidad aunque a ratos entre los que se dicen creyentes, terminen SEGREGANDOS, RASGANDO el propio cuerpo de hermanos. Ayúdame a creer en Ti
Sí, Señor, perdona que te lo diga. A veces tu evangelio es exigente, y me asusta vivirlo. A veces no me lo pones fácil. A veces callas tanto, descolocas mis expectativas, no te siento, no te encuentro, no te entiendo… Y casi pienso que juegas conmigo… Hasta que me doy cuenta de que esa es tu grandeza. Desbordar, una y otra vez, lo que intuyo. Aparecer, siempre nuevo. Irte desnudando de capas, para mostrarte ante mí cada vez más hondo, más simple, más Amor. No permitas que deje de buscarte. Ayúdame a creer en Ti.
(de pastoralsj)
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