"La propuesta que Jesús hace a quienes dice «¡Sígueme!» es ardua y exultante: los invita a entrar en su amistad, a escuchar de cerca su Palabra y a vivir con Él; les enseña la entrega total a Dios y a la difusión de su Reino según la ley del Evangelio: «Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto» (Jn 12,24); los invita a salir de la propria voluntad cerrada en sí misma, de su idea de autorrealización, para sumergirse en otra voluntad, la de Dios, y dejarse guiar por ella; les hace vivir una fraternidad, que nace de esta disponibilidad total a Dios (cf. Mt 12, 49-50), y que llega a ser el rasgo distintivo de la comunidad de Jesús: «La señal por la que conocerán que sois discípulos míos, será que os amáis unos a otros» (Jn 13, 35)."
Señor Jesús, al mirar esta tierra tuya tan falta de obreros para recoger la cosecha, te suplicamos humildemente que suscites entre los jóvenes de Chile: Apóstoles para nuestras ciudades y pueblos, servidores alegres para nuestra Iglesia, testigos generosos de tu Evangelio
No está fácil hoy esto de creer en Ti, Señor. Porque hay tantos gritos, tantas palabras, tantas verdades, tantas historias que te obscurecen, te tapan, te silencian…Se hace a veces difícil no convertirte en rutina o en historia sabida, pero no vivida. Y a veces tengo la sensación, en esto de la fe, de ir peleándome un poco con todo, conmigo mismo, contigo o con un mundo que me llama de tantas maneras, invitándome a vivir sin evangelio, ni prójimo, ni cruz… Ayúdanos a creer, con pasión, con valentía, con hondura, con amor…
A veces cuesta hablar en tu nombre. O decir que creo en Ti. A veces me hacen sentir un bicho raro. En clase, en el trabajo, hasta en la familia, por tomarte demasiado en serio. Por buscar que tu evangelio sea algo más que un rumor. Da miedo la burla, y golpea la indiferencia. Y, sin embargo, no me dejes perder el coraje, la sed, la pasión, la búsqueda. No dejes que venza el silencio ni la comodidad aunque a ratos entre los que se dicen creyentes, terminen SEGREGANDOS, RASGANDO el propio cuerpo de hermanos. Ayúdame a creer en Ti
Sí, Señor, perdona que te lo diga. A veces tu evangelio es exigente, y me asusta vivirlo. A veces no me lo pones fácil. A veces callas tanto, descolocas mis expectativas, no te siento, no te encuentro, no te entiendo… Y casi pienso que juegas conmigo… Hasta que me doy cuenta de que esa es tu grandeza. Desbordar, una y otra vez, lo que intuyo. Aparecer, siempre nuevo. Irte desnudando de capas, para mostrarte ante mí cada vez más hondo, más simple, más Amor. No permitas que deje de buscarte. Ayúdame a creer en Ti.
Es un espacio en nuestra vida para la oración a través del canto,la meditación, el silencio; Para desconectarnos de la rutina y para regalarnos un rato de amistad e intimidad con Jesús. Muchas veces nos decimos creyentes, y deseamos vivir una fe más cercana con el Señor, pero a momentos, no sabemos como responder a esta opción; ya sea porque no nos gusta demostrarlo, o porque no sabemos cómo encontrarnos de manera más personal con Él. Te invitamos a sentarse en torno a la Mesa del Señor: Donde siempre habrá cabida para todos los que deseen vivir o conocer la propuesta de Cristo y experimentar su presencia real en la oración. Cristo es nuestro PAN y en esta sociedad aparentemente saciada de sus propios consumos y ofertas desechables, Jesús se nos regala como alimento verdadero.
SEAN BIENVENIDOS
Tomad Señor y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad. todo mi haber y poseer, vos me lo disteis a vos Señor lo torno todo es vuestro. disponed conforme a vuestra voluntad. dadme solamente tu amor y tu gracia que esto me basta.