Amor de Dios
La edad de las pasiones violentas. Es la edad del heroísmo: la gran edad para muestra santificación y para resolvernos a la entrega total.
La juventud es el momento más propicio a esa donación porque aún la vida no ha dejado los rastros del sufrimiento que endurece, ni ha apagado el fuego de la Pasión que nos abre la revelación de lo infinito.
Una existencia bien vivida es aquella en la cual sabemos soñar en nuestra mocedad, lo que podrá dar nuestra madurez: realizar en edad madura los sueños de la juventud. Sepamos hacer de la madurez el momento supremo de nuestra vida: una gran obra fecunda, llena de belleza en poderío y de bondad.
Aburguesamiento de la juventud; instalación de lleno en el ambiente de este mundo y pérdida total, de parte de muchos, de la visión de la eternidad en la vida y consiguientemente ansia de placer desmedida. Se ha olvidado que ella ha sido hecha no para el placer, sino para el heroísmo.
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