SENTIR CON LA IGLESIA
miércoles, 13 de julio de 2011
En tiempos de Lutero y de Calvino, Ignacio se convertirá pronto en el hombre que la Iglesia y el mundo necesitaban. Ignacio se compromete con el trabajo de reformar la Iglesia desde su interior.
En 1538, todos los compañeros se reencuentran en Roma ; llevan ya un tiempo unidos pero están dispuestos a la dispersión y al envío a la misión. Ignacio y sus compañeros desean insertarse más plenamente en la misión de la Iglesia poniéndose a disposición del Papa - por su carácter universal como « Vicario de Cristo » sobre la tierra -. El Papa aprobó la Compañía de Jesús en 1540 y los Ejercicios Espirituales en 1547. Francisco Javier partió a la India y Japón. Otros partieron a Brasil y Europa. En 1541 Ignacio es elegido superior general de la Compañía. Ignacio consagra mucho tiempo a redactar las Constituciones de la Compañía de Jesús. Estas constituyen el texto fundador que rige la vida de la Orden incluso en nuestros días. Ignacio muere en 1556, el mismo año en el que abdicó Carlos V.
Para aquel entonces, ya había más de mil jesuitas. Ellos irán « por todo el mundo », por todas partes, allá donde viven los hombres « en su diversidad, así en trajes como en gestos : unos blancos y otros negros, unos en paz y otros en guerra, unos llorando y otros riendo, unos sanos y otros enfermos, unos naciendo y otros muriendo... »
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