DISCERNIR
lunes, 11 de julio de 2011
El discemimiento es para Ignacio, la encarnación del amor. La experiencia de nuestros límites en nuestra vida nos obliga a escoger el mejor servicio entre las diferentes alternativas, y éste se traduce en el amor divino hecho realidad a través de una acción humana precisa. Es la humilde búsqueda de lo que Dios quiere « aquí y ahora ».
El amor sin discemimiento es un sueño que no llega a concretarse en el camino de los hombres y que se pierde en un infmito sin contenido real. El discernimiento sin amor es una búsqueda desoladora que, incapaz de acoger el fin de las acciones humanas, se hunde en el activismo.
Sólo la unión « amor - discemimiento » perfectamente vivida en Jesucristo, el Amor encarnado, hace posible la síntesis de la contemplación y de la acción, del deseo y de la eficacia, del universal y del particular.
Jean-Claude Dhôtel, jesuita
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